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Cuando la ansiedad y el estrés provocan miedos irracionales o angustia excesiva es necesario prestarles atención

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Qué es la ansiedad

Todos podemos sentir ansiedad y estrés en diferentes momentos de nuestra vida, pero cuando esta emoción va asociada a miedos irracionales o angustia excesiva es necesario prestarle atención. Hay diferentes emociones y pensamientos involucrados en los trastornos de ansiedad, siendo necesaria una buena gestión emocional y la reeducación en la interpretación de la información.

Diferentes trastornos de ansiedad que podemos encontrar

Tipo de trastorno de ansiedad por el que la persona tiene crisis de pánico o angustia que se repiten, cuando no hay un peligro verdadero. Las crisis de pánico son períodos de ansiedad o miedo intensos y de inicio brusco que a veces producen pensamientos o acciones irracionales.
El trastorno de ansiedad generalizada consiste en la presencia de un estado de preocupación y nerviosismo excesivos en relación con diversas actividades o acontecimientos.
Miedo intenso a estar en lugares abiertos o en situaciones de las que quizás sea difícil escapar o donde no haya ayuda disponible. Las personas con agorafobia suelen sentir mucha ansiedad ante la posibilidad de tener un ataque de pánico en un lugar público. También es posible que tengan miedo de estar solas o problemas para salir de casa. Por lo general, evitan los ascensores, los puentes y los lugares públicos.

Miedo excesivo e irracional de algo que puede causar pánico a una persona.

Es un miedo persistente e irracional ante situaciones que puedan involucrar el escrutinio y juzgamiento por parte de los demás, como en fiestas u otros eventos sociales.

Trastornos producidos por estrés

En nuestro día a día estamos expuestos a innumerables eventos estresantes a los que tenemos que hacer frente. A menudo, nos encontramos con dificultades para afrontar el estrés, lo que puede dar lugar a síntomas de ansiedad y depresión.

Estás dificultades nacen porque muchas veces no sabemos el origen de la fuente estresante o porque nos faltan de herramientas para gestionarlo.
​Esta dificultad para llevar a cabo una buena gestión del estrés puede traducirse en diferentes trastornos, como por ejemplo:

  • Trastorno de estrés postraumático
  • Trastorno por estrés agudo